El espacio físico universitario debe defenderse del “campus virtual”, que deshumaniza el proceso formativo

El espacio físico universitario debe defenderse del “campus virtual”, que deshumaniza el proceso formativo Pablo Campos Calvo-Sotelo ingresa en la Real Academia de Doctores con un discurso sobre la contribución de la arquitectura a la formación huma

El espacio físico universitario debe defenderse del “campus virtual”, que deshumaniza el proceso formativo

Defender el espacio físico frente al “campus virtual”, que deshumaniza el proceso formativo, es una de las recomendaciones formulada por el nuevo Académico Numerario de la Real Academia de Doctores de España (RADE), Pablo Campos Calvo-Sotelo, en su discurso de ingreso en la Sección de Arquitectura y Bellas Artes, de dicha corporación, con la medalla número 59.

Doctor en Arquitectura, por la Universidad Politécnica de Madrid, y en Educación, por la Universidad de Salamanca, Campos Calvo-Sotelo recibió la felicitación de Su Majestad el Rey Emérito Juan Carlos I, que no pudo asistir al acto de ingreso, mediante una carta al Presidente de la RADE, que Jesús Álvarez Fernández-Represa leyó antes de levantar la sesión, en la que Su Majestad enviaba al nuevo académico su “cordial enhorabuena”, con sus mejores deseos para todos los miembros de la RADE.

El claustro monacal fue, en Occidente, “el primer tributo que desde la sensibilidad arquitectónica se obsequió a la misión formativa del ser humano”, señaló el recipiendario en su discurso La contribución de la arquitectura a la formación humana en la universidad. Las estructuras claustrales han sembrado el territorio universitario europeo: Alcalá, Salamanca, Santiago, Valladolid, Oxford y Cambridge.

La seña de identidad más sólida de la universidad europea, apuntó, es la plena integración de sus estructuras en las tramas ciudadanas, cuyos paradigmas son la Sorbona napoleónica y la Universidad de Berlín. De allí, pasó el orador a los campus transoceánicos, auténticos ecosistemas de aprendizaje que, al incorporar toda clase de equipamientos, fraguarían verdaderos poblados académicos, caracterizados por “extensos parajes segregados, de contundente presencia de la naturaleza”, cuya perfecta ilustración la constituye la Universidad de Virginia (1817).

La universidad de masas, ejemplo de insensibilidad

Tras la II Guerra Mundial, en las décadas de los sesenta y setenta, comenzó a tomar cuerpo la universidad de masas. Incuestionable por su vocación de canalizar la accesibilidad social generalizada a la educación superior; sin embargo, “debe subrayarse sin pudor que las soluciones urbanísticas y arquitectónicas no tuvieron un ápice de sensibilidad para con ese mis colectivo numerosísimo de personas a las que se daba la oportunidad de disfrutar de una formación superior”, agregó. No obstante, reconoció, “se han acometido implantaciones universitarias que han supuesto un certero retorno al abandonado corazón urbano”, como en los casos de la Pompeu Frabra, Politécnica de Cartagena, Castilla-­La Mancha (Toledo) o Carlos III de Madrid.

“La arquitectura de la universidad ha de asumir con renovada sensibilidad su trascendencia de cara al cumplimiento de un cometido de altísima importancia: albergar el proceso formativo del ser humano”, afirmó Campos Calvo-Sotelo; para, a continuación, añadir: “Pero no podemos caer en la complacencia. Los espacios universitarios arrastran todavía la pesada carga del inmovilismo que ha caracterizado su devenir desde hace décadas. Es tiempo de acometer una reinvención integral, donde se combinen la delicadeza proyectual y el aplomo institucional. No parecen soplar vientos de bonanza económica, por lo que la necesaria reinvención debe estar cargada de grandes dosis de imaginación. Existe la posibilidad de hacerlo; y también la obligación”.

Expuso el recipiendario algunas recomendaciones para abordar la reinvención integral de los recintos universitarios: crear espacios que permitan alterar la rutina cotidiana, incorporar a recintos, edificios y aulas lugares cargados de simbolismo y emotividad, que el nuevo académico denomina la dimensión poética de las arquitectura, y defender el espacio físico frente al “campus virtual”, que deshumaniza el proceso formativo. Todo lo cual le ha llevado a su proyecto de Campus Didáctico, “herramienta teórico-práctica capaz de impulsar procesos de transformación cualitativa de recintos universitarios”, fruto de su segunda tesis doctoral, que plantea, como directriz de innovación para el futuro, la misión didáctica, como faceta trascendental de la universidad.

La fundamentación de la utopía, “que ha estado presente como energía de transformación utilizada históricamente por las universidades para impulsar sus ideales y estructuras; y en su labor dinamizadora se ha visto siempre acompañada de la arquitectura, tanto en su calidad de realidad construida, como en forma de vehículo de expresión plástica”. Este es el primer elemento de los dieciocho que integran dicho proyecto. Sus ejemplos son la Universidad de Virginia y la Ciudad Universitaria de Madrid. En segundo lugar, los planes de evolución de un recinto docente han de realizarse bajo una premisa de flexibilidad compositiva y funcional, rasgo que “ha de aplicarse a la tétrada de escalas universitarias (aula, edificio, recinto y ciudad), con el fin de generar espacios polifacéticos, convertibles y abiertos”. Las universidades de Alcalá y Católica de Lovaina dan testimonio de este modelo.

Comunidades vivenciales de aprendizaje

Puesto que aprender en grupo es provechoso, se deben consolidar comunidades vivenciales de aprendizaje para que prevalezca la escala humana; para lo que el recinto universitario debe gozar de integridad funcional. Sus ejemplos son la Autónoma de Madrid y Stanford. La “aplicación de ciertas estrategias compositivas a un complejo académico debe fijarse como propósito enriquecerlo mediante un adecuado equilibrio entre unidad y diversidad”, lo que afecta a sus dos manifestaciones esenciales: urbanística y arquitectónica, como ocurre en McGill (Montreal) y Cantabria (Las Llamas). La armonía en su forma construida es una cualidad especialmente exigible en la institución universitaria, que representan Vigo (Lagoas-Marconsede) y Oxford.

Incorporar ámbitos que refuercen la deseable dimensión humana, como la peatonalidad que favorece el caminar pausado, constituye la sexta propuesta, apreciable en el Instituto Salk para Estudios Biológicos (San Diego, EE.UU.), y la Jaume I (Castellón). Para Campos Calvo-Sotelo, se justifica plenamente defender que la naturaleza ha de cumplir una misión formativa en los recintos universitarios, con tres acepciones: contexto, tema y estímulo, de lo que son ejemplos las universidades de Aalto (Finlandia) y de Alicante. Integrar y promocionar el arte en los recintos universitarios impulsa la creatividad en los procesos educativos, como sucede en la Politécnica de Valencia y en la Central de Venezuela. La arquitectura, y otras artes plásticas, “como vocabulario de un lenguaje no verbal, son capaces de manifestar simbólicamente la personalidad de la universidad, según la novena propuesta, de la que son paradigma la Universidad de Salamanca y la Nacional Autónoma de México.

La universidad debe interiorizar la apertura al entorno y la accesibilidad para el aprendizaje, como en las universidades de Santiago de Compostela y de Nueva York. Es incuestionable, mantiene el recipiendario, que todo complejo docente cualificado nazca de su adecuación al medio, en diálogo con las características morfológicas y socioculturales del emplazamiento, como en la Cartuja de la Universidad de Granada y en Coimbra. Las universidades deben ser ejemplos de sostenibilidad, incluso, económica, que aconseja huir de la duplicidad de instalaciones, como han hecho la Universidad de Málaga y la de Duquesne (Pittsburg). Idear un recinto universitario puede recurrir a la memoria tipológica de los paradigmas urbanístico-arquitectónicos heredados, para reinventar su propia tradición; como en los casos de Rice (Houston) y el recinto de Barri Vell gerundés. En busca de equilibrio entre cambio y continuidad, las universidades deberán preservar y optimizar cuantos valores hayan recibido como legado del ayer, como en la Carlos III de Madrid y en la Pontificia Católica de Chile.

La presencia de una institución universitaria derivará en acciones de recuperación urbanístico-arquitectónica sobre elementos patrimoniales cercanos, de lo que son ejemplos las universidades de Cagliari y Politécnica de Cartagena. Habrá que buscar siempre, continuó, un equilibrio entre vanguardia y memoria, espléndidas suministradoras de inspiración para el diseño, que ejemplifican el recinto valenciano de Tarongers y el Instituto Tecnológico de Illinois. Para Campos Calvo-Sotelo, todo proyecto universitario debe tributar a la integración de la urbe, tanto social como compositivamente, como se comprueba en Bolonia, Oxford, Cambridge, Coimbra, Valladolid, Santiago o Salamanca. Y, según la decimoctava propuesta, se deben ensamblar, en clave de creatividad compositiva, la activación de espacios que antes no albergaban acciones formativas y la apuesta por la modalidad de enseñanza/aprendizaje alternativas a la tradicional lección magistral, de lo que son loables esfuerzos la Autónoma de Barcelona, Málaga, Girona y Politécnica de Madrid, y las holandesas Utrecht y Técnica de Delft.

La reflexión profunda sobre los valores que una obra arquitectónica transmite “la encontramos en una docena de sus libros y en capítulos de otros, donde con razonamientos lógicos e inteligentes analiza la arquitectura desde el umbral de la civilización”, dijo la doctora Garcerán Piqueras, al contestar al discurso de campos Calvo-Sotelo. Mencionó, a continuación, las realizaciones por las que ha sido votado por los miembros de la Academia. Entre ellas, los campus de la Universidad Nacional de Educación (Ecuador, 2014), de la Universidad de Alcalá (2008), de la Universidad de La Rioja y de la Misratah University (Libya, 2008); y los planes directores de las universidades de A Coruña (2009) y de La Laguna (2008).

La proyección del nuevo académico, prosiguió Garcerán, se configuró en sus dos doctorados, en los que fue adquiriendo los conocimientos multidisciplinares cuya aportación a esta Academia “deseamos y esperamos incrementen nuestras iniciativas”, agregó. Su labor docente se ha proyectado durante dieciséis años en escuelas de Arquitectura y catorce tesis doctorales dirigidas o codirigidas, además de en ciento setenta conferencias en España y el extranjero. Ha sido profesor invitado en prestigiosas universidades de diversos países, como Stanford, Columbia, Virginia, Nueva York, Pittsburgh, Illinois (Chicago), California, Lisboa, Oporto, McGill, TEC-Monterrey, La Sapienza, Cagliari, Delf, Atenas y Bhutan, entre otras.