El académico Morales-Arce propone más industria, servicios, infraestructuras, exportación y mejor educación contra la desigualdad y el paro

El miembro de la Real Academia de Doctores de España advierte de que solo el anuncio de que se abandona la agenda reformista agravará los problemas de la economía española

El académico Morales-Arce propone más industria, servicios, infraestructuras, exportación y mejor educación contra la desigualdad y el paro

MADRID (05-04-2016).- Implantar un modelo productivo razonable, con más protagonismo de la industria básica y de la agroalimentaria; ampliar algunos servicios básicos, infraestructuras y ayudas al emprendimiento; fomentar el comercio exterior, sobre todo de pequeñas y medianas empresas; facilitar la llegada de inversores extranjeros y racionalizar el sector público para evitar ineficacias, y todo ello con un verdadero empeño en mejorar la enseñanza y la formación profesional, permitiría a España superar el atraso que padecemos, mejorar la igualdad de los ciudadanos y alcanzar un nivel de crecimiento y bienestar sostenible y eficiente.

Este conjunto de medidas constituye la propuesta formulada por el profesor Rafael Morales-Arce, miembro de la Real Academia de Doctores de España (RADE), en la sesión “Desigualdad social en la posición de Angus Deaton (Premio Nobel de Economía 2015)”, organizada por la sección de Ciencias Políticas y de la Economía de la corporación.

El ponente, que ha sido catedrático de Economía Financiera en varias universidades, resaltó durante su exposición que “ahora se quiere por razones políticas abandonar la agenda reformista. Pues bien, solo con el anuncio de que eso se va a hacer, los problemas se agravarán. Si el año pasado la renta creció un 3,2 por ciento, en 2016 va a crecer, al menos, un punto menos. Ya el último trimestre del año y el primero de 2016 van a tener una baja de un 50 por ciento de crecimiento estanco”.

Morales-Arce inició la sesión analizando la figura y la obra del último premio Nobel de Economía, Angus Deaton quien, abiertamente crítico con las políticas de austeridad, ha elaborado un nivel de pobreza basado, no solo en los ingresos monetarios, sino también en su impacto sobre el bienestar personal: salud, educación servicios sociales, y en la influencia de la paridad del poder adquisitivo, que repercute en el dinero disponible. El ponente contrastó las posiciones de Deaton con las de distintos especialistas que han estudiado su obra, y las conclusiones de instituciones nacionales e internacionales, para hacer un repaso de la situación actual de desigualdad en España. En ese punto, afirmó que “las investigaciones del último premio Nobel de Economía, y de otras instituciones, son importantes para avanzar en el campo de la desigualdad, para conocer con más y mejores criterios los problemas que hay detrás de ella”.

Un contrato laboral acorde al trabajo

El núcleo central de la desigualdad, para Morales-Arce, está en el desempleo estructural, que se sitúa entre un 15 y un 16 por ciento, y es el fruto de muchas rigideces, de la incertidumbre judicial y de las políticas ineficaces de empleo que se han aplicado en los últimos años. La regulación del mercado laboral se ha cambiado repetidamente, desde el Estatuto de los Trabajadores de 1979. “Así es imposible que el empresario que quiere iniciar una actividad sepa a qué atenerse. La regulación laboral está polarizada para las grandes empresas, cuando las sugerencias que habría que hacer serían muy sencillas: que haya un único tipo de contrato acorde al principio de causalidad; de forma que si el empleo es permanente, se haga un contrato fijo, y si es temporal, el contrato sea de igual característica”, añadió.

Las nuevas tecnologías, continuó, tienen que llegar al mercado laboral, junto con la racionalización del sistema de horarios, una mayor agilidad en la jurisdicción laboral y, finalmente, “tiene que llegar la regulación de la huelga, que hoy está avalada por un decreto-ley de 1977, anterior a la Constitución. Todavía no hemos sido capaces de regular la huelga por el miedo de las instituciones y de los partidos políticos de todos los colores, desde el comienzo de la Transición, como se ha hecho en cualquier país importante del mundo”.

Redimensionar las empresas

Es absolutamente necesario reformar la dimensión de las empresas españolas, añadió. La gran empresa no hace más que despedir gente en busca de su racionalización, y hay que mejorar la competitividad de la pequeña y mediana empresa, con un plan intensivo que facilite su internacionalización, la mejora de su calidad e innovación, y el establecimiento de sueldos más competitivos.

Según el ponente, tenemos un modelo productivo sobre el que deberíamos reflexionar. “España ha sido un país tradicionalmente agrícola, la renta nacional del sector agrario está entre un 4 y un 5 por ciento, y la del sector industrial está hoy en un 15 por ciento, mientras en los años 70 estaba en algo más de un 30. Estamos desperdiciando el sector agroalimentario y el industrial puro que son los que generan más altas tasas de productividad”, manifestó, antes de subrayar que no se puede revisar de un día para otro el modelo económico de una nación, sino que debe ser el esfuerzo de muchas instituciones y empresas, y de la sociedad en su conjunto.

Morales-Arce mantiene que hacer sostenible el estado de bienestar requiere modificar las prestaciones y la financiación, lo que condiciona las decisiones que deben tomarse. De los 351.000 millones de euros que prevén los presupuestos generales del Estado para este año, se destinan a gasto social casi 194.000 millones, el 55,13 por ciento; y solo 6.425 millones, un 3,31 por ciento, van a investigación. “¿Cómo queremos mejorar la industria o la productividad de la economía con esa dotación”, exclamó. No obstante, en su opinión, ese gasto social no es baladí respecto a lo dedican otros países.

Una formación profesional intensiva

Como condición indispensable para conseguir el progreso económico y, en consecuencia, reducir la desigualdad en la sociedad española, Morales-Arce considera fundamental mejorar el capital humano. “Ese plan tiene que abarcar una reforma educativa, porque aunque la formación ha mejorado durante la crisis, todavía hay un gran abandono escolar, y, sobre todo, la promoción de planes intensivos de formación profesional, como ya se hizo en España en los años 60 y 70, con planes acelerados de formación profesional, para que la sociedad ponga a disposición de las personas que están en desempleo las competencias que la empresas demanda”.

En el coloquio, el conferenciante manifestó su incredulidad ante las cifras oficiales del paro y de los niveles de pobreza, sobre la base de las magnitudes estimadas de economía sumergida, que en algunas comunidades, como Extremadura, se estima en más de un 30 por ciento.