Toma de posesión como Académico Correspondiente

De afinidades y enemistades: los átomos vivos de la química

Dr. D. Jesús María Arsuaga Ferreras

De afinidades y enemistades: los átomos vivos de la química

Dr. D. Jesús María Arsuaga Ferreras

El Dr. D. Jesús María Arsuaga Ferreras tomó posesión de su plaza de Académico Correspondiente perteneciente a la Sección de Ciencias Experimentales. El discurso de ingreso versó sobre: De afinidades y enemistades: los átomos vivos de la química.
Fue presentado en nombre de la Corporación por la Dra. D.ª Rosario Lunar Hernández, Académica de Número y Presidenta de la Sección.


LUGAR: Biblioteca Marqués de Valdecilla. Noviciado, 3
FECHA: Miércoles, 20 de marzo de 2024, a las 18:00 h

RESUMEN

Este discurso pretende revisar los antecedentes y las consecuencias de la revolucionaria propuesta de John Dalton según la cual existe una diferencia cualitativa esencial entre los elementos químicos que radica en la existencia de unos componentes últimos inmutables: los átomos. Las ventajas de esta teoría fueron hábilmente explotadas por los químicos del siglo XIX; pero al mismo tiempo se produjo un considerable rechazo por parte de los filósofos de la naturaleza, los físicos.
La posible existencia de infinitas partículas indivisibles que se agitan en un vacío infinito fue, desde Leucipo y Demócrito, fuente de profundas disquisiciones filosóficas. A lo largo de la edad moderna, muchos fisicomatemáticos fueron defensores de la estructura corpuscular de la materia, pero de no de la aceptación de los ridículos átomos de los químicos del siglo XIX, que se entrelazaban como si tuvieran ganchos y se disponían en el espacio según extrañas conformaciones. Especialmente, porque la física de la época es la del continuo, la teoría de campos, la síntesis electromagnética, donde los átomos estorban.
Pero los resonantes descubrimientos a finales del siglo XIX (rayos X, radiactividad, electrones) y la teoría de los cuantos lo cambiaron todo: átomos y energía atómica se convirtieron en la vanguardia. Y con entusiasmo de neófitos, los físicos se afanaron en enseñarles a los químicos lo importantes que eran los átomos y la Tabla Periódica. Finalmente, el esfuerzo conjunto permitió desvelar el secreto mejor guardado de la estructura de la materia tal como la conocemos en la Tierra: el enlace químico.

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